martes, 13 de diciembre de 2011

Neurociencia y el Ser

- Francisco J. Rubia: ... El filosofo empirista, David Hume, decía que el yo es la suma de nuestras percepciones. Y hoy se pueden utilizar varios argumentos a favor de esa ilusión... http://www.desdeelexilio.com/2009/06/19/la-espiritualidad-en-el-cerebro-entrevista-a-francisco-jrubia/

- Antonio Damasio: ... Ciertamente existe un yo, aunque no se trata de una cosa sino de un proceso que, al ser sentido, nos hace creer que pertenece a alguien... http://www.elpais.com/articulo/portada/Ver/mirar/contemplar/elpepusoceps/20111211elpepspor_7/Tes


martes, 29 de noviembre de 2011

Perfecto

Originalmente, lo perfecto es lo acabado, lo que ha conseguido su fin, la obra terminada según el objetivo que se había planteado su autor. Tiene que ver con algo artificial, con un objetivo propuesto, y no con la cosa en sí. Nada es perfecto en sí y por sí. En la naturaleza nada es perfecto, nada obra a causa de un fin.

Cuando el hombre dice de una cosa que es perfecta, lo dice porque tiene en mente un modelo genérico con lo que tiene que adecuarse la cosa. Sigue habiendo un fin, un objetivo, el del hombre.

La cosa perfecta es la cosa acabada, terminada, finalizada en fin, limitada, finita.

Lo imperfecto es lo no acabado, lo que no es limitado, lo infinito.

Más tarde se verá lo infinito, no como negación de límites, sino como afirmación de ser, como algo absoluto. Ahí empieza la trampa, la contradicción.


lunes, 28 de noviembre de 2011

(Democracia universal)

"Nada es más útil al hombre que el hombre; quiero decir que nada pueden desear los hombres que sea mejor para la conservación de su ser que el concordar todos en todas las cosas, de suerte que las almas de todos formen como una sola alma, y sus cuerpos como un solo cuerpo, esforzándose todos a la vez, cuanto puedan, en conservar su ser, y buscando todos a una la común utilidad; de donde se sigue que los hombres que se gobiernan por la razón, es decir, lo hombres que buscan su utilidad bajo la guía de la razón, no apetecen para sí nada que no deseen para los demás hombres, y, por ello, son justos, dignos de confianza y honestos." (Spinoza)

Esperanza y Miedo

"No hay esperanza sin miedo, ni miedo sin esperanza" (Spinoza).

viernes, 25 de noviembre de 2011

Wikipedia

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Wikipedia es la difusión libre de la cultura. El saber humano puesto a disposición de la humanidad entera. Es la civilización humana conquistando su propia cultura. Una democratización real del conocimiento.
Gracias.

jueves, 10 de noviembre de 2011

Juicio final

Idea de justicia final. Necesidad de justicia. Resarcimiento ante las adversidades, las injusticias, la impotencia.

martes, 8 de noviembre de 2011

lunes, 31 de octubre de 2011

Filosofía del límite

Eugenio Trías:
"El concepto de límite. Afirma que el ser (cuya determinación ha sido el objeto principal de la búsqueda de la filosofía occidental desde sus orígenes) es ser del límite, es decir, el ámbito fronterizo entre lo que aparece y lo que se resiste a manifestarse como fenómeno pero que, en cierto modo, lo sustenta. En Kant no había tal límite o franja que una y escinda fenómeno y cosa en sí; en Trías sí lo hay. Y precisamente ese istmo precario, fino, sutil, pero fundacional es el ser que buscan definir los filósofos. Es también límite entre la razón y sus sombras; y en él halla Trías el ámbito de exploración de una filosofía que, desde entonces, puede denominarse filosofía del límite (sobre todo a partir de su libro Los límites del mundo).
El concepto de límite lo determina Trías en diálogo con la tradición kantiana y, dentro de los filósofos contemporáneos, con Wittgenstein y, en parte, también con Heidegger. De hecho toda su obra es, a partir de entonces, una amplia y desarrollada «exégesis» de la frase de Wittgenstein «el sujeto es un límite del mundo».
Trías propone, a este respecto, una antropología en la que se concibe al hombre como habitante de la frontera, como fronterizo; el hombre se halla siempre referido a ese límite que tiene, para Trías, clara significación ontológica."

sábado, 29 de octubre de 2011

La pura esencia

La esencia. Lo esencial. El ser. Lo auténtico.
¿Qué es eso?
Es lo puro. O sea, no es algo, nada.
O quizás sea lo no neurótico, lo no condicionado.
Pero ¿hay algo no neurótico, no condicionado?
¿Ha habido algo no neurótico?
¿El niño? ¿Cuando? ¿En qué momento? ¿En el nacimiento? ¿Antes de nacer? ¿En qué mes no está ya condicionado? ¿En la fecundación?
¿Hay alguien, algo, que se haya descondicionado totalmente?
Podemos ser menos neuróticos, más sanos, menos previsibles, menos programados, más espontáneos, más adecuados a lo que hay aquí y ahora. Gradualmente.
Y todo esto es lo que nos toca trabajarnos para vivir con menos sufrimiento.

martes, 4 de octubre de 2011

Justicia Final

"Si todo pecado fuese castigado en la Tierra, no habría necesidad de Juicio Final." (Agustín de Hipona, La ciudad de Dios.)
Corolario: Tenemos necesidad del Juicio Final porque no siempre se hace justicia en la Tierra.
Pero ¿Qué es la injusticia? ¿Padecer algún tipo de dolor sin tener la sensación de culpa?
Lo real es que hay dolor en el mundo. Puede haberlo. Podemos padecerlo.
Pero ¿Culpa? ¿Justicia?

"Ha vivido"

Los romanos, según Michel de Montaigne, en lugar de decir "ha muerto", decían "ha vivido".
Y como la muerte es el fin de la vida, aunque no su objetivo.
Vivir es llegar a ese fin diciendo "he vivido", como confesó Pablo Neruda.

Montaigne, Los Ensayos, I 19.

martes, 22 de febrero de 2011

Ciencia, religión, ideales

Quería denunciar el peligro de convertir a la ciencia en una nueva religión. Existe la tendencia en los hombres a la creación de grandes ideales. Parece que no sabemos vivir sin unos grandes ideales. Y el peligro está en hacerlos incuestionables. Existe el peligro de sustituir los desmanes que se hacían antaño en nombre de Dios, la Patria y el Rey por otros desmanes que se hacen hoy en nombre de la Ciencia, la Libertad, la Democracia, los Derechos Humanos, el Progreso, la Propiedad Privada, la Razón, la Verdad. Son los grandes ideales de hoy que justifican muchas atrocidades que se cometen contra el otro diferente.
Lo que subyace es el miedo al otro diferente, la diferencia del otro, del vecino, del extranjero. Nos crea inseguridad. Es el miedo a lo desconocido. Y a la vez nos cuestiona nuestro modo de vivir. No soportamos que se pueda vivir de otra manera. Necesitamos la seguridad de lo absoluto. Necesitamos certezas incuestionables. Y lo único cierto es que vamos a morir y, por supuesto, nos da un miedo espantoso. El miedo es muy útil para controlar y manipular a una población. Los poderes lo suelen alimentar para ello.
Solemos contraponer ciencia a religión. La historia nos muestra cómo las religiones han ido cediendo ante los inventos y descubrimientos científicos. Se han ido desvelando incongruencias y falsedades en todas las religiones.
Pero ¿por qué tienen tanto éxito las religiones? Nos da consuelo ante la inseguridad del mundo, el miedo a vivir y a morir. El hombre no solo es racional, también es emocional y visceral. Es ahí donde ataca la religión, en las facetas emocionales y viscerales del hombre. Es una parte que la ciencia y la filosofía han descuidado, aunque últimamente parece que se está teniendo en cuenta.

miércoles, 16 de febrero de 2011

El debate ético entre Michel Foucault y Pierre Hadot (con alguna nota política incorporada)

El debate ético entre Michel Foucault y Pierre Hadot (con alguna nota política incorporada)

Luis Roca Jusmet
Rebelión


La ética, entendida como arte de vida, y la política, que es la forma de gobierno de la sociedad, son necesarios y complementarios. Pero ocupan espacios diferenciados que hay que mantener. Voy a hablar en este artículo de ética y no de política, aunque sin perder la perspectiva de la segunda. Lo voy hacer refiriéndome a dos filósofos franceses, Michel Foucault y Pierre Hadot. Nacieron respectivamente los años 1926 y 1922 y se conocieron al final de sus vidas, antes de la prematura muerte del primero.
Pierre Hadot es un filósofo francés planteó una lectura muy sugerente de la filosofía antigua como una forma de vida, como una ética. Michael Foucault se interesó al final de la vida por la filosofía como arte de vida y se inspiró en los mismos textos, aunque desde una perspectiva muy diferente.

La muerte prematura de Foucault malogró un debate que podía haber sido muy fructífero entre él mismo y Pierre Hadot.. Mientras las referencias de Foucault a Hadot son puntuales y académicas, Pierre Hadot formula tras la muerte del anterior una crítica respetuosa pero clara a la lectura del anterior sobre la filosofía antigua. Las vidas de Pierre Hadot y de Michel Foucault, a pesar de ser de la misma generación y de un origen social relativamente similar ( familias conservadoras de la pequeña o mediana burguesía) radicalmente diferentes. Hadot tiene un carácter estable y una vida relativamente convencional mientras que Foucault tiene una personalidad difícil y tortuosa y una vida bastante inestable, moviéndose siempre en los límites de la transgresión. Pero en la madurez Foucault parece buscar la serenidad que Hadot, por su parte, ya parecía haber encontrado.

Su formación filosófica es, por otra parte, radicalmente diferente. Casi podríamos decir que Hadot se forma en las tradiciones que Foucault odia ( la escolástica primero, la fenomenología y el existencialismo después). A Foucault tampoco le interesa inicialmente la filosofía antigua, que desde siempre apasiona a Hadot. La filosofía de Hadot tiene una continuidad y en ella encuentra su coherencia, mientras que Foucault es buscada trabajosamente la coherencia desde la discontinuidad las crisis y la rupturas.

El método filosófico de Hadot y Foucault es muy diferente. El de Pierre Hadot es un método filológico riguroso, de ir a las fuentes, de mantener la fidelidad al autor para entender lo que quiso decir a través del texto. Critica el que se quiera interpretar libremente a los textos, como si fueran independientes del autor, y también que se sea poco riguroso. Foucault defiende la lectura del texto que Hadot criticaba y él mismo reconozca sus limitaciones filológicas. Sin embargo Hadot siempre respetó a Foucault, seguramente porque entrevió en él una genialidad que permitía considerarle una excepción.

Michel Foucault plantea lo que él llama "el cuidado de sí", que también denomina una estética de la existencia. Se trata de un trabajo interno que nos transforma para permitirnos acceder a una manera de ser serena, a un autodominio que nos permite una búsqueda singular del placer. Este trabajo consiste en una serie de ejercicios : la escritura sobre sí para autoobservarse, la eliminación de la preocupación por el futuro para vivir el presente ; la meditación sobre el pasado reviviendo los recuerdos placenteros. Se trata de desarrollar el propio poder para ser libre, para no estar esclavizado ni a uno mismo ni a los otros. Cómo hacían los antiguos, dice Foucault, hay que ser ecléctico y utilizar en cada momento lo que nos interesa más de cada escuela.

Hadot considera que Foucault se equivoca en varias cosas cuando recoge lo que dicen los antiguos. Considera, par decirlo con más precisión, que lo hace para eliminar algo que era fundamental para ellos, pero que los modernos en cambio queremos negar. Se trata de adquirir una perspectiva universal, tanto desde el punto de vista de identificarse con el Cosmos como del de hacerlo con el conjunto de la Humanidad. Pero para ello hay que olvidarse de uno mismo, para ir más allá del propio yo. En caso contrario caemos, como considera que Foucault, en una especie de dandismo que no deja de ser un culto narcisista a la propia imagen.

Foucault piensa que es la influencia del cristianismo la que considera que la preocupación por el propio yo es algo egoísta y que da a esta palabra un sentido absolutamente negativo. Desde este punto de vista la crítica de Hadot sería para Foucault la expresión de un prejuicio que vendría dado por su formación cristiana. Lo mismo ocurre con su rechazo del placer como objetivo.

Se plantean aquí varias cuestiones pero me parece que la fundamental es que detrás de cada planteamiento hay una perspectiva antropológica radicalmente diferente. Hadot es un espiritualista y Foucault es un materialista y, como dice Wilhelm Scmidt, la felicidad va ligada al sentido. Pero el que habla de felicidad es Hadot, no Foucault, que habla del placer. La felicidad dice Hadot sólo la encontramos en el presente pero es un presente que nos trasciende, es un estremecimiento sagrado, Hadot habla de sentimientos religiosos, en el sentido de estar ligado con un Todo y és a él al que aspira la filosofía como forma de vida Hadot y la propia lectura que hace de Nietzsche es mística. El trabajo interno es entonces un ejercicio espiritual para transformarse saliendo del propio yo. Incluso la perspectiva universal que defiende a otro nivel, que sería la identificación con la comunidad humana, es una planteamiento humanista de base cristiana.

Foucault siguela línea abierta por Marx, Freud y Nietzsche. Lo único que hay es un mundo físico, material del que los humanos formamos parte de una manera extraña. Para Marx es la capacidad de transformar esta realidad material de manera creativa la que nos hace humanos. Para Freud los humanos nos separamos de la naturaleza al incorporarnos al mundo de la cultura, de la civilización y esto nos convierte en animales permanente insatisfechos y es la creatividad de la sublimación la que nos da la mejor salida. Para Nietzsche es la apuesta trágica por la vida de unos animales no acabados lo que nos singulariza y la única salida afirmativa es la creación de los propios valores. El polémico y sugerente filósofo esloveno Slavoj Žižek nos dice que la diferencia entre idealismo religioso y materialismo es que en el primero la verdad está ligada a un sentido trascendente y en el segundo no. Foucault busca la relación entre el sujeto y la verdad pero sabiendo que ambos son producciones sociales y que ninguna tiene sentido. Hadot busca en cambio la verdad en el sentido del ser. En el tema del arte de vivir podemos decir lo mismo, la diferencia entre el espiritualismo y el materialismo pasa por el vínculo entre el vivir humano y el sentido. Para el espiritualista Hadot hay un sentido y la felicidad pasa por descubrirlo a través de esta renuncia a lo individual, al yo. Para Foucault no hay sentido trascendente, no porque todo sea material, sino porque lo espiritual es una producción de lo material. La espiritualidad es entonces esta autocreación de la propia vida que solo puede nacer de la propia singularidad, una transformación de sí mismo. Es un ejercicio espiritual porque nos transforma internamente en alguien diferente de aquel que el Otro, que los otros han producido. Porque nos permite ser lo que somos, como diría Kierkegaard, desarrollando lo más propio, lo más singular. Pero no el sentido de buscarnos a nosotros mismos, nuestra autenticidad. No hay nada que buscar, lo que hay que hacer es crear, inventar, construir. Foucault reivindica aquí el aforismo aparecido en La gaya ciencia de Nietzsche en el que dice que uno debería crear su vida dándole un estilo a través de una práctica constante y el trabajo cotidiano . Foucault, por otra parte, siempre ha criticado el humanismo y la propia idea de felicidad .

Hay tres elementos importantes en este "cuidado de sí" que significa el arte de vivir. En primer lugar se trata de trabajar para hacer salir esta singularidad, para encontrar una libertad interna. Pero Foucault no ocupa el lugar del Otro que da consejos de como actuar, cada cual debe elaborar su ética a partir de los materiales biográficos y bibliográficos de que dispone. A estos ejercicios no los llama espirituales pero utiliza un termino poco atractivo, que es curiosamente el que Nietzsche rechaza más ( aunque con ciertas paradojas) : ascetismo. Otra cosa es que cuando Foucault habla de este "cuidado de sí" de los antiguos sea necesario un otro, un amigo que nos diga la verdad. En este sentido no habría aquí el peligro narcisista que parece advertir Hadot. El segundo aspecto importante del arte de vivir es el autogobierno, el dominio de sí a través del dominio de las pasiones. Finalmente hay un tercer aspecto que es la búsqueda del placer, término que marca una diferencia clara entre los materialistas que lo reivindican y los espiritualistas que, como Hadot, lo rechazan. Para Foucault hay que olvidarse de nuestra obsesión por el deseo para volver a centrarse, como los antiguos, en una buena manera de entender el placer.

Lo que propone Foucault es hacer de nuestra vida una obra de arte pero esto no hay que entenderlo en un sentido esteticista, narcisista. Pienso que es una propuesta este trabajo de hacer de la propia vida esta construcción singular a través de la cual regulamos nuestra manera de vivir de manera placentera y de esta manera le damos un valor que no va ligado a un sentido que no existe. La escritura sería aquí la manera como cada cual se explica así mismo toda esta construcción de la propia vida, esta manera de gobernarse a sí mismo. Hay por lo tanto una dimensión práctica y una dimensión narrativa. Es el mensaje algo desesperado de Foucault que recoge la propuesta de Nietzsche de creación de los propios valores, es decir, de la propia vida. Sin los presupuestos espiritualistas de Hadot no hay otra salida al nihilismo que este trabajo de autocreación. Otra cuestión es que esta dimensión ética necesite de un complemento político si no queremos caer en una propuesta individualista narcisista que puede ser capitalizada muy bien por el neoliberalismo. El ideal emancipatorio de Foucault plantea que no puede ser nunca un ejercicio de dominación sobre el otro y siempre implica el cuidado de los demás.

Pierre Hadot no tuvo una vida politizada . Estuvo vinculado un tiempo al CFDT, una alternativa ambigua de sindicalismo cristiano autogestionario. Su espiritualismo le condujo a la defensa de un humanismo cristiano que no se tradujo ni en un compromiso político. La vida de Foucault sí estuvo, en cambio, muy politizada. Militó poco tiempo en el Partido Comunista Francés por era demasiado crítico como para aceptar su dogmatismo y sus estructuras burocráticas. Tras el Mayo francés simpatizó con los jóvenes maoístas que surgieron de este movimiento pero tampoco se dejó fascinar por la ilusiones sectarias. Intentó facilitar que hablaran aquellos a los que nadie escuchaba : los presos, los locos... Se le criticó mucho por su entusiasmo por la revolución iraní pero nos olvidamos que fue un movimiento popular liberación como el que hoy tenemos en Túnez ( donde Foucault apoyó los movimientos democráticos cuando trabajó allí como profesor universitario) o en Egipto. Otra cosa es como acabó pero las expectativas en aquellos momentos estaban abiertas.

Lo cierto es implicó en muchas luchas concretas por la libertad, siempre resistiendo contra formas de dominio opresivas. En los últimos años defendió radicalmente los derechos humanos, pero no entendidos como un ideal sino como la concreción de una emancipación frente a algo insoportable. Un antiguo debate con Chomsky iba en esta línea, ya que el primero reivindicaba los derechos humanos en nombre de la naturaleza humana y la justicia. Foucault siempre desconfió de estos términos. Por una parte el humanismo cristiano había sido la ideología del liberalismo como forma de gestión del capitalismo. Por otra hasta Stalin se había declarado un humanista. Era para él un término vacío que podía servir para justificar cualquier cosa y del que más valía desprenderse. Respecto a la justicia le parecía también un término ideológico que ocultaba lo que realmente era la política, que siempre eran relaciones de poder.

En todo caso su propuesta ética, como preocupación por la vida individual, como respeto de la singularidad, me parece necesaria para la buena vida que evidentemente lo ha de ser de todos y necesita por tanto una dimensión política. Foucault, por otra parte, siempre lo afirmó. Me parece que sigue siendo la buena caja de herramientas que siempre quiso ser para la lucha por la libertad, en el sentido más noble del término. La emancipación pasa por las conquista de las libertades públicas pero también de las individuales, vale la pena no olvidarlo.



http://www.rebelion.org/noticias/cultura/2011/2/el-debate-etico-entre-michel-foucault-y-pierre-hadot-(con-alguna-nota-politica-incorporada)-122331


Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.

El arte de vivir: Hadot - Foucault

"... En el tema del arte de vivir podemos decir lo mismo, la diferencia entre el espiritualismo y el materialismo pasa por el vínculo entre el vivir humano y el sentido. Para el espiritualista Hadot hay un sentido y la felicidad pasa por descubrirlo a través de esta renuncia a lo individual, al yo. Para Foucault no hay sentido trascendente, no porque todo sea material, sino porque lo espiritual es una producción de lo material. La espiritualidad es entonces esta autocreación de la propia vida que solo puede nacer de la propia singularidad, una transformación de sí mismo. Es un ejercicio espiritual porque nos transforma internamente en alguien diferente de aquel que el Otro, que los otros han producido. Porque nos permite ser lo que somos, como diría Kierkegaard, desarrollando lo más propio, lo más singular. Pero no el sentido de buscarnos a nosotros mismos, nuestra autenticidad. No hay nada que buscar, lo que hay que hacer es crear, inventar, construir. Foucault reivindica aquí el aforismo aparecido en La gaya ciencia de Nietzsche en el que dice que uno debería crear su vida dándole un estilo a través de una práctica constante y el trabajo cotidiano . Foucault, por otra parte, siempre ha criticado el humanismo y la propia idea de felicidad ..." (El debate ético entre Michel Foucault y Pierre Hadot, Luisa Roca Jusmet, Rebelión)
Suscribo los dos, en lo que creo que se acercan:
- renuncia al narcisismo, al ego, pero no a lo individual;
- construcción, creación, producción de nuestra propia autenticidad, pero a través del otro, de los otros.
El cuidado de sí y el cuidado de los demás.


martes, 18 de enero de 2011

¿Nos engañan nuestros sentidos?

A veces nuestros sentidos nos engañan. Lo sabemos porque lo hemos experimentado. ¿Cómo fue esa experiencia? ¿A través de los sentidos?
Sabemos que nuestros sentidos a veces nos engañan, gracias a nuestros sentidos.

domingo, 9 de enero de 2011

Libertad, poder, saber.

¿Somos libres o no?
¿Estamos determinados o no?
¿No será más bien una cuestión de poder?
¿No será que nos sentimos más libres cuanto más poder tenemos sobre nosotros y nuestro entorno, o que nos sentimos más determinados o condicionados cuanto menos poder tengamos? El poder ¿no depende del saber, del conocimiento? además de otras cosas.
¿Cómo adquirimos este saber? ¿Educación, información?
Y estas ¿no son manipulables?