Lo que subyace es el miedo al otro diferente, la diferencia del otro, del vecino, del extranjero. Nos crea inseguridad. Es el miedo a lo desconocido. Y a la vez nos cuestiona nuestro modo de vivir. No soportamos que se pueda vivir de otra manera. Necesitamos la seguridad de lo absoluto. Necesitamos certezas incuestionables. Y lo único cierto es que vamos a morir y, por supuesto, nos da un miedo espantoso. El miedo es muy útil para controlar y manipular a una población. Los poderes lo suelen alimentar para ello.
Solemos contraponer ciencia a religión. La historia nos muestra cómo las religiones han ido cediendo ante los inventos y descubrimientos científicos. Se han ido desvelando incongruencias y falsedades en todas las religiones.
Pero ¿por qué tienen tanto éxito las religiones? Nos da consuelo ante la inseguridad del mundo, el miedo a vivir y a morir. El hombre no solo es racional, también es emocional y visceral. Es ahí donde ataca la religión, en las facetas emocionales y viscerales del hombre. Es una parte que la ciencia y la filosofía han descuidado, aunque últimamente parece que se está teniendo en cuenta.
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